La ermita de San Saturio es uno de los lugares más emblemáticos de Soria capital. Se encuentra a orillas del río Duero, en un enclave paisajístico de singular belleza.

Hay distintas formas de llegar hasta la ermita de San Saturio desde Hotel Alfonso VIII: en coche, con el tren turístico (tiene su salida en la Plaza del Olivo) y también dando un agradable paseo. En caso de elegir esta última opción, en aproximadamente 30 minutos que dura el trayecto, podrás disfrutar del casco histórico de la ciudad y de lugares con mucho encanto como las ruinas de la Iglesia de San Nicolás o la concatedral de San Pedro.

Una vez hayas alcanzado el río Duero desde el centro de la ciudad, antes de cruzar el Puente de Piedra, escoge el camino dirección sur. Recorrerás una de las riberas del río. Cruzarás primero una hilera de castaños, después llegarás al Soto Playa y, por último, alcanzarás el paseo de San Prudencio. Durante el trayecto te irás topando con varias zonas verdes de recreo y áreas infantiles, el Museo del Agua y el Ecocentro, donde los más pequeños aprenderán curiosidades sobre el ecosistema de la ribera y el uso del agua.

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San-SaturioUn poco más adelante, descubrirás a lo lejos una de las joyas de Soria. La ermita de San Saturio te mirará imponente en lo alto de una roca. La foto desde esta perspectiva es obligada. Para alcanzar la ermita tendrás que cruzar el río por un puente lleno de candados que muestran el compromiso de decenas de parejas.

Antes de subir las escaleras que te llevarán hasta el monumento, detente unos minutos a leer el poema que dedicó Gerardo Diego al río Duero.

 

Un poco de historia

Cuenta la tradición que Saturio, hijo de una noble familia del siglo VI, cuando murieron sus padres decidió repartir sus riquezas entre los pobres y marcharse a vivir a unas cuevas junto al río Duero. Allí vivió durante treinta años de forma eremítica en un sobrio oratorio en honor a San Miguel Arcángel. Aunque su recuerdo nunca se llegó a perder, no fue hasta el último cuarto del siglo XVI cuando, a raíz de encontrar sus restos, aumentó tanto la devoción hacia él que se decidió construir un templo en su honor y nombrarlo patrón de la ciudad. Más tarde la ciudad acordó reedificar una iglesia de nueva planta a su honor con el acuerdo de todos los vecinos.

El milagro del joven Prudencio

Según la leyenda, cuando Saturio vio llegar a un joven llamado Prudencio que quería cruzar el río a nado, le advirtió del peligro que conllevaba. Todo el mundo daba por supuesto que se ahogaría por la corriente pero el joven logró alcanzar la orilla sano y salvo. Incluso lo hizo con sus prendas secas pues pasó sobre la capa de San Saturio, quien lo acogió como discípulo y se encargó de instruirlo. San Prudencio llegó a ser obispo de Tarazona.

Visita a la Ermita de San Saturio

san-saturio-2La visita a la ermita comienza en las grutas naturales sobre las que se construyó el edificio dedicado a uso religioso. Una vez en la parte superior, hasta llegar a la Iglesia se atraviesan varias salas. En primer lugar, la Sala del Cabildo de los Heros, una especie de Tribunal de las Aguas para el secano donde celebraba sus juntas la hermandad de labradores. Esta sala posee una delicada bancada de piedra y una efigie del santo colocada en el lugar de honor. Más adelante, la Capilla de San Miguel, donde San Saturio asentó un pequeño altar a San Miguel Arcángel; una sala expositiva, otra sala que recrea la vivienda del Santero y las salas del Ayuntamiento y de los Canónigos, desde las que se puede disfrutar de unas maravillosas vistas.

En lo más alto se encuentra la Iglesia, de planta octogonal muy alargada y cubierta por una preciosa cúpula, en la que aparecen representados los principales anacoretas de la Cristiandad. En los frescos de sus paredes se cuentan varios episodios de la historia de San Saturio. El altar es barroco y está profusamente decorado. Cobija un busto relicario del santo con sus restos.

Una vez realizada la visita a todas las estancias, desde la iglesia se puede salir de la ermita a través de unas escaleras exteriores.

río-Duero-enamoradosPara el camino de vuelta, te recomendamos que escojas el denominado Paseo de los Enamorados o Paseo de Antonio Machado. Si te detienes a ver los chopos del camino, verás en sus cortezas grabadas las iniciales de los enamorados. Entenderás por qué sirvió de tanta inspiración al poeta.