La historia de Antonio Machado en Soria no hubiera sido tal si no hubiera existido su esposa y musa, Leonor Izquierdo. Un personaje real pero también literario. ¿Conoces su historia? Te la contamos.

Leonor nació el 12 de julio de 1894 en la casa cuartel que estaba situada en el Castillo de Almenar, un pueblo a 25 kilómetros de Soria. Era hija de Ceferino Izquierdo Caballero, sargento de la Guardia Civil, y de Isabel Cuevas Acebes. La primogénita de tres hermanos. Menuda, nerviosa, viva, alegre, de alta frente y ojos oscuros, era aficionada a la poesía.

Antonio Machado llegó a Soria en 1907 para ocupar una plaza de catedrático de francés en el instituto que hoy lleva su nombre pero que por aquel entonces era el Instituto General y Técnico.

¿Dónde se conocieron?

Se vieron por primera vez en la pensión en la que el profesor se alojaba. En un principio la regentaban los tíos de Leonor, Isidoro Martínez y Regina Cuevas, pero cuando deciden abandonar Soria se la ceden a su madre, Isabel Cuevas.  Allí se traslada toda la familia. Por aquel entonces Leonor tenía 13 años. Para el poeta fue amor a primera vista.

La vida de Machado en Soria era muy tranquila. Tan sólo tenía dos clases con muy pocos alumnos, por lo que disponía de tiempo suficiente para dedicarse a contemplar la naturaleza, realizar alguna parada a tomar café o leer el periódico en el Casino Amistad y pasear. Le encantaba hacerlo entre San Polo y San Saturio, cuyo paisaje se convertiría en fuente de inspiración para su obra Campos de Castilla. Por allí también paseaba Leonor, a la que se encontraba de vez en cuando y seguía a distancia. Ella era consciente del amor del poeta. Aunque tenía otro pretendiente, un chico barbero de profesión. Cuando el poeta se entera de esto, muy celoso, decide revelarle sus sentimientos dejándole, como olvidado en una mesa, un fragmento de su poesía:

“Ay, si la niña que yo quiero

preferirá casarse

con el mocito barbero”

Ella, sin dudarlo, se da por aludida y le confiesa también su amor. Una vez destapados los sentimientos de ambos, comienzan su relación a pesar de la diferencia de edad, de cultura y de clase.

Una boda muy controvertida

Tuvieron que esperar a que Leonor alcanzara la edad legal para casarse. Así lo hicieron el 30 de julio de 1909 a las diez de la mañana en la Iglesia de Santa María La Mayor situada en la Plaza Mayor. Ella tenía 15 años y Machado 34. Fue un enlace controvertido. El poeta se quejó del día de su boda y lo describió como un “verdadero suplicio” por las muestras de intolerancia que tuvieron que soportar. El matrimonio fue increpado por un grupo de jóvenes a la salida de la iglesia aludiendo a la diferencia de edad entre ambos. De luna de miel viajaron a Zaragoza, Pamplona, San Sebastián y Madrid. En septiembre regresaron a Soria.

Más tarde, Leonor acompaña a Machado a París donde solicita una beca de ampliación de estudios. En la ciudad del amor disfrutaron de tiempos felices. Pero en esa misma ciudad, en 1911, Leonor enferma de tuberculosis. Es hospitalizada durante unas semanas pero los médicos le aconsejan reposo y aire puro, por lo que la pareja decide regresar a Soria.

Alquilan una casa junto a la ermita del Mirón. Allí, cada día, pasean hasta el Mirador de los Cuatro Vientos. Cuando ya Leonor no puede andar, Machado le hace construir un cochecito. El poeta la lleva, le lee un libro o el periódico y después le acerca a la iglesia para rezar. En primavera tiene un atisbo de recuperación y así queda constancia en sus poemas.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

Historia de amor con un final triste

Pero Leonor no puede soportar la enfermedad y fallece el 1 de agosto de 1912. El mismo año en el que el poeta publica Campos de Castilla.  La muerte de Leonor golpea duramente al escritor. Machado cae en una depresión y pide trasladarse a Baeza.

Mi niña quedó tranquila,

dolido mi corazón,

¡Ay, lo que la muerte ha roto

era un hilo entre los dos!

Personaje anónimo, secundario, apenas se ha hablado de Leonor Izquierdo pero es la mujer que inspiró a Antonio Machado, que le ayudó a comprender mejor la vida en Soria y que le ayudó a encontrar la felicidad. ”Si la felicidad es algo posible y real –lo que a veces pienso– yo la identifico mentalmente con los años de mi vida en Soria y con el amor de mi mujer”.